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  • Nokia N97


    Decir Nokia N97 significa hacer un repaso mental por toda la historia de Nokia, tomar todas sus marcas de estilo e introducirlas en un único terminal. El resultado es un equipo que, aún siendo grueso y pesado en esta época de teléfonos ultradelgados, consigue un fuerte impacto visual a primera vista. Especialmente cuando desplegamos la pantalla para mostrar el teclado QWERTY, hasta el punto de que es un acto poco recomendable en según qué zonas de la ciudad andemos.

    Pocos terminales ofrecen un equipamiento a la altura del Nokia N97. Los hay con mejor pantalla y almacenamiento similar, pero pocos cuentan con una cámara que proporcione tan buenos resultados. Otros pueden presumir de un diseño más liviano, pero lo hacen renunciando a un excelente teclado QWERTY y un formato ergonómico como pocos. Nokia se autoimpuso un listón muy alto al diseñar el N97 como “el primer mobile computer”, y ha conseguido crear un teléfono-con-todo-y-para-todo.


    Con semejante etiqueta, no era de esperar que el mayor defecto del Nokia N97 esté en lo que no se vé. Hablamos de su motor interno, encargado de que todo funcione con fluidez y agilidad, de que el teléfono no se atragante al lanzar aplicaciones o al hacer la transición entre distintos modos de pantalla. En este punto, otros móviles como el propio iPhone están por delante de él. Tampoco es que el N97 funcione a paso de tortuga, pero un terminal de sus características debería ir sobrado en lo que a potencia se refiere.

    Con todo, es un digno sucesor de los N95 y N96, un nuevo buque insignia que no decepcionará a los amantes de la gama Nseries. El Nokia N97 se acerca quizás más que ningún otro al teléfono perfecto. Pero todavía sigue dejando la sensación de que aún tienen que darse algunos pasos para llegar a ése terminal mágico que resista el paso del tiempo sin quedarse desfasado, y al que sólo haya que actualizarle el software de vez en cuando. En este análisis radiografiamos sus pros y sus contras

    or dimensiones y peso, el Nokia N97 parece más una videoconsola portátil que un teléfono. Olvidándonos por un momento del teclado, tendríamos un terminal monobloque de notable grosor (sus medidas completas son 117,2 x 55,3 x 15,9 mm, superando los 18 mm de profundidad si tenemos en cuenta la tapa de la cámara). Su peso de 150 gramos también se hace notar, aunque no es excesivo teniendo en cuenta la clase de equipo ante la que estamos (el iPhone 3GS, sin ir más lejos, pesa 135 gramos).

    Sabiendo de antemano que el N97 iba a ser un terminal voluminoso, en Nokia se han preocupado por hacerlo lo más compacto posible y cuidar los materiales. El acero se ha empleado con generosidad en el marco delantero y la base deslizante, que presenta un aspecto robusto y resistente y emite un sonoro “¡clack!” cada vez que abrimos y cerramos el terminal. En la tapa trasera se han usado materiales plásticos para ahorrar unos cuantos gramos de peso, tanto en el acabado negro que hemos probado como en el diseño blanco en el que también está disponible el N97.

    La posición de la pantalla con 45 grados de inclinación respecto al teclado es todo un acierto. Atrás quedan esos diseños con ambos elementos en paralelo, que nos obligaban a sostener el terminal con los dedos en constante tensión para escribir. Podemos colocar la pantalla en una posición intermedia, y sólo con inclinar un poco el terminal hacia atrás ésta bascula sola hasta colocarse en posición, rotando automáticamente la visualización en pantalla.

    Las teclas están convenientemente separadas y tienen una retroiluminación que se activa de forma automática en condiciones oscuras, gracias al sensor de luminosidad del teléfono. Van dispuestas en tres filas, con una tecla Shift en la esquina inferior derecha para acceder a números y signos de puntuación. No son teclas tan grandes como las del Nokia E75, pero tienen un tamaño más que suficiente para mecanografiar con ambos pulgares a buena velocidad.

    A la izquierda del teclado tenemos la clásica rueda de navegación con botón central que la mayoría de móviles llevan justo debajo de la pantalla. Se podría haber aprovechado para introducir un lector óptico como el del Nokia E72 (¿quizás se lo guarden para un hipotético N98?), pero no deja de resultar bastante útil para movernos entre las opciones del terminal. Volviendo a la cara frontal del N97, tenemos dos teclas táctiles de inicio y rechazo de llamadas debajo de la pantalla, junto con un botón en posición diagonal para acceder a un menú resumido del terminal.

    El diseño se completa con más teclas y conexiones repartidas por el marco. En la parte superior están el botón de ecendido/apagado y la salida de auriculares de 3,5 mm; en el lateral izquierdo están el puerto microUSB (para cargador y conexión con el ordenador) y una tecla para bloquear/desbloquear el teléfono y encender/apagar la pantalla; y finalmente, a la derecha tenemos el control de volumen y el botón disparador de la cámara. Lástima que la ranura para tarjetas microSD sea interna, aunque el terminal lleva ya 32 GB de memoria flash integrados.

    Cuando comentábamos que el N97 está a unos pasos de ser el teléfono perfecto, lo decíamos por elementos como su pantalla. Tiene un generoso tamaño de 3,5 pulgadas en proporción panorámica 16:9 y una resolución bastante óptima para reproducir vídeos y visualizar páginas web (360 x 640 píxeles). También goza de buen brillo y 16 millones de colores, aunque en exteriores sufriremos los habituales problemas de visualización cuando incida directamente sobre ella la luz del sol. En este aspecto, las móviles con pantallas AMOLED de Samsung le sacan varios puntos de ventaja al resto de la competencia.

    Y por supuesto, es una pantalla táctil. Pero es una pantalla resistiva, que requiere pulsaciones firmes y en las que ejerzamos cierta fuerza. Una pulsación sencilla sólo activa el icono deseado; una pulsación fuerte nos permite acceder al menú o la aplicación. Se podría argumentar que con este tipo de pantallas es difícil equivocarse al pulsar. Pero pantallas capacitivas como la del iPhone o el LG Arena también consiguen un manejo preciso y sin apenas errores.

    En su visita a España, el propio Axel Meyer admitió que Nokia confía en las pantallas resistivas porque de momento son las únicas que permiten el reconocimiento de escritura con stylus, y esto es algo que la firma valora mucho de cara al mercado asiático. El resto de usuarios, en cambio, podríamos tirar perfectamente con el teclado QWERTY, y agradeceríamos una pantalla táctil de manejo suave y con posibilidades multigestuales, no disponibles en este N97.

    Nokia ha intentado solucionar las limitaciones técnicas de la pantalla, en primer lugar, dotándola de buen tamaño (los usuarios del Nokia 5800, por ejemplo, agradecerán el mayor espacio disponible para dirigir sus dedos) y de una nueva interfaz gráfica sobre Symbian S60. Los principales atractivos de ésta los encontramos, fundamentalmente, en la pantalla principal del teléfono, plagada de iconos personalizables para acceder a las funciones preferidas de cada usuario.

    A estas alturas, un teléfono con las pretensiones del Nokia N97 debe gozar de todos los estándares inalámbricos posibles. Y en este aspecto no falla, pues disponemos de conexiones Wi-Fi (con soporte UPnP) y HSDPA para Internet, así como Bluetooth 2.0 y AGPS integrado. El tamaño de pantalla ayuda mucho para conseguir una excelente visibilidad de los mapas de Nokia Maps y las páginas web, con un navegador web al que no se le atragantan los contenidos flash, y que a falta de opciones multigestuales puede aplicar zoom haciendo dos pulsaciones rápidas sobre la pantalla.

    De cara al correo electrónico, el teclado QWERTY aporta sus innegables ventajas a la hora de escribir mensajes, y como no podía ser de otra forma podemos usar y sincronizar en el N97 nuestras cuentas de correo corporativo o de los servicios de webmail más populares. Lástima que en este teléfono no esté presente la plataforma Nokia Messaging, cuya comodidad pusimos de manifiesto al probar el Nokia E75. En esta ocasión tendremos que realizar toda la configuración de forma manual, algo que puede ser bastante tedioso para quien lo haga por primera vez.

    Almacenamiento y potencia

    Siguiendo la evolución natural de los Nseries, el Nokia N97 se presenta con 32 GB de almacenamiento integrado. A esto se le suma la ranura para tarjetas de memoria microSD, aunque por desgracia tendremos que retirar la tapa trasera para acceder a ella. En la actualidad, podríamos extender su almacenamiento hasta 48 GB (64 GB cuando salgan las primeras tarjetas microSDHC de 32 GB), suficiente para guardar unas 1.000 horas de música con una calidad de sonido decente. Ahí es nada.

    Como siempre, la transferencia de archivos se realiza a través del puerto microUSB, con la posibilidad de usar el programa Nokia PC Suite para sincronizar, o arrastrando los archivos a la vieja usanza, como si el móvil fuese un disco duro externo. Mediante este último método, la única salvedad está en los vídeos, que deberán ser siempre transformados a MPEG4 para que el N97 los reconozca y reproduzca en pantalla (la conversión puede hacerse rápidamente con Nokia PC Suite). Por supuesto, el terminal también lee documentos de texto, hojas de cálculo, presentaciones de diapositivas y PDF (sin posibilidad de editarlos en este último caso).

    Esta excelente capacidad de almacenamiento no se ve acompañada, por desgracia, por una potencia como máquina a la altura de las circunstancias. Mucho ha dado que hablar el procesador a sólo 434 MHz que calza el N97 (exceptuando barbaridades como el Toshiba TG01 o el Samsung Jét, muchos smartphones trabajan ya en torno a los 600 Mhz), así como que sólo tenga 128 MB de memoria RAM. Unas cifras que a menudo engañan y cuya influencia siempre hay que comprobar sobre el terreno. Pues bien, en el Nokia N97 se nota que, a pesar de su envidiable equipamiento, el motor del terminal se queda corto.

    No es que sea para tirar el terminal por la ventana, pero el simple hecho de girarlo para que la visualización en pantalla autorrote es un proceso que toma unos dos o tres segundos. El tiempo aumenta un poco más aún si lo que queremos es poner la cámara en funcionamiento (automático al retirar la tapa protectora de la lente) o cargar todas las canciones guardadas para iniciar la reproducción. Al trabajar con documentos de oficina sí que llegamos ya a tiempos de espera inaceptables, que en algunos casos superan el medio minuto.

    Hay que afirmar en defensa de Nokia que, en la práctica, muchos smartphones sufren el mismo tipo de problemas. Pero la peculiaridad de este N97 radica en que llega con la intención de convertirse en el primer ordenador de bolsillo de verdad. Con semejante ambición, la firma finlandesa debería haber hechado el resto con el cerebro de su nuevo peso pesado. Al final, sí que han conseguido llevar al móvil una experiencia de usuario similar a la de ordenador portátil. Pero de un portátil que ya anda algo cascado por el uso y con el que tenemos que ser un poco pacientes, dándole tiempo para que vaya haciendo lo que le digamos de forma pausada, en lugar de saturarlo de órdenes y tareas.

    Cámara y opciones multimedia

    ¿Quién quiere una cámara compacta teniendo un N97? Ciertamente, las cámaras más punteras siguen superando a cualquier móvil enfocado a la fotografía, pero terminales como éste rayan a la misma altura que muchas cámaras de bolsillo de gama media. Manteniendo el mismo sensor de 5 megapíxeles y la óptica Carl Zeiss de otros Nseries, Nokia da entrada en el N97 a la nueva lente con gran angular de 28 mm y distancia focal de 5,4 mm, la misma que encontraremos próximamente en el Nokia N86 8MP.

    Los resultados son muy buenos cuando la iluminación del ambiente acompaña, y bastante aceptables con poca iluminación. Nos siguen faltando opciones por las que están apostando Samsung y Sony Ericsson, como los detectores de rostros y sonrisas. Pero como contrapartida gozamos de un autoenfoque que funciona a las mil maravillas y un doble flash LED bastante efectivo, que incluye un modo de disparo anti-ojos rojos y puede funcionar como un foco de luz para vídeo de potencia considerable.


    La grabación de vídeos es igualmente satisfactoria, manteniendo lo que Nokia denomina “calidad DVD”: 640 x 480 píxeles de resolución a 30 fps. Eso sí, en este aspecto las condiciones de iluminación influyen mucho más que con las fotos. El Nokia N97 no está a la altura de una videocámara compacta ni en resolución ni en calidad, y ese debería ser precísamente el próximo paso que deberían dar los Nseries en un futuro.

    En cuanto a las opciones de reproducción, el Nokia N97 contiene el lote habitual con reproductor de fotos, música y vídeo y sintonizador de radio FM. También lleva un transmisor FM muy útil para reproducir las canciones en el equipo de música del coche, y se acompaña de unos altavoces estéreo integrados con la potencia suficiente para la intimidad del dormitorio. Podríamos pedirle compatibilidad con más formatos de vídeo aparte de MPEG4, pero el mayor fallo lo encontramos en la ausencia de un accesorio como el cable de TV.

    Como muchos Nseries, la salida de auriculares es en realidad una salida AV, que también sirve para mostrar las imágenes del móvil en la TV con la ayuda de un cable especial. La mala noticia no es sólo que Nokia no incluya el cable en la caja, sino que además los cables de otros móviles no son compatibles. Nosotros lo hemos intentado con el cable para TV de un N95 y nada, el terminal sólo lo reconoce como auricular. Nokia no suele descuidar este tipo de detalles, pero en esta ocasión han metido un poco la pata.

    Autonomía

    Con buen criterio, Nokia ha equipado el N97 con una batería de 1500 mAh de tamaño bastante considerable. Las cifras de laboratorio hablan de marcas como más de 5 horas de conversación, 16 días en espera o 37 horas de reproducción musical. La duración real es mucho menor, debido sobre todo al consumo que ejerce la pantalla, pero con un uso cotidiano la autonomía es más que satisfactoria.

    Para el profesional que necesite una constante conexión a Internet y una carga intensiva de llamadas, el Nokia N97 se mantiene siempre activo practicando el habitual ritual de recargarlo cada 24 horas. Si no somos usuarios tan intensivos, la duración se puede extender hasta un par de jornadas más. Es el caso, por ejemplo, de quien lo use para llamar a diario, escuchar música durante sus viajes de metro o autobús y conectarse a Internet un par de veces al día para revisar el correo.

    Lo mejor del Nokia N97:

    - Diseño ergonómico: Usar el teclado QWERTY es bastante cómodo, manteniendo siempre un ángulo de visualización que podemos aprovechar incluso mientras vemos una página web o reproducimos un vídeo.

    - Almacenamiento: Sus 32 GB de serie son ya de por sí una marca excelente en un móvil, y la ampliación por microSDHC redondea la jugada.

    - Cámara: Se han mejorado todavía un poco más los resultados que conseguía el mítico N95, especialmente en el apartado fotográfico.

    - Autonomía: Muchos Nseries fallan en este punto, pero el N97 apuesta por una batería de alta capacidad que no se resentirá a las primeras de cambio.

    Lo peor del Nokia N97:

    - Potencia: No está a la altura de lo que se espera de un terminal como el N97.

    - Ranura microSD interna: Es sólo un pequeño detalle, pero las ranuras externas siempre son mucho más cómodas que las que nos obligan a retirar la tapa trasera del móvil

    - Sin cable para TV: Es un detalle bastante importante. ¿De qué sirve una salida para TV si obligas al usuario a comprar un accesorio para aprovecharla? Además, es un agravio comparativo respecto a otros Nseries que sí llevan el cable de serie en la caja.

    Conclusión: El Nokia N97 es el teléfono más completo que hemos tenido oportunidad de probar. Con él llevamos encima un disco duro externo, una buena cámara compacta, un reproductor multimedia, una tableta de navegación y, por supuesto, un telefóno móvil. Su formato con teclado QWERTY y pantalla inclinada es difícilmente mejorable, pero Nokia debería plantearse dos saltos cualitativos para su próximo Nseries todoterreno: una pantalla capacitiva y un procesador a la altura de los smartphones de la competencia.

    Precios: Libre 609 euros



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